Creo firmemente en la educación financiera. Cuanto más sepa sobre el funcionamiento del dinero, más fácil le resultará tomar decisiones inteligentes y protegerse del fraude.
Pero hay tantas opciones que puede resultar difícil saber por dónde empezar. Aquí tienes algunos consejos para adquirir tus propios conocimientos financieros:
Haz preguntas y aprende de los demás.
El primer paso para reforzar tu educación financiera es hacer preguntas. Haz preguntas sobre cualquier cosa y sobre todo, ya sea sobre el mercado de valores o sobre el seguro del coche.
Nunca se sabe lo que se puede aprender.
Haz preguntas a personas que tengan más experiencia que tú en el tema en cuestión, como un pariente mayor o un amigo que lleve años trabajando en su campo.
También puedes intentar preguntar a alguien que trabaje en una institución especializada en el tema en cuestión; por ejemplo, si quieres consejo sobre la mejor manera de invertir tus ahorros (y ganar intereses), habla con alguien de un banco o cooperativa de crédito en lugar de fiarte únicamente de lo que te digan los resultados de la búsqueda en Google*.
Además, cuando hagas preguntas recuerda:
- Sea específico sobre qué es exactamente lo que le interesa/confunde/preocupa/intriga, etc., lo que ayudará a que no haya malentendidos entre usted y quien le conteste;
- Lleve siempre un registro de las respuestas dadas para no perderse ninguna información importante que se necesite más adelante;
Establece objetivos y prioridades claros.
Para reforzar su educación financiera, es importante establecer objetivos y prioridades. Tendrás que definir qué es para ti el éxito en la gestión del dinero y establecer objetivos claros que sean alcanzables.
Por ejemplo: «Quiero poder pagar mis préstamos estudiantiles en un plazo de cinco años» o «Quiero que el saldo de mi cuenta de ahorros sea de al menos 1.000 dólares a finales de este año».
Por ejemplo, si uno de tus objetivos es ahorrar para comprarte un coche, pero otro consiste en pagar las tarjetas de crédito con intereses altos antes de que te cobren más intereses además de lo que ya debes (y esto te llevará varios años), tal vez sea mejor asegurarse de que no hay retrasos en los pagos de esas tarjetas que ahorrar suficiente dinero.
Una vez completado este proceso, repasa cada objetivo una vez más para que todo tenga sentido desde el principio hasta el final (incluidos los plazos).
A continuación, anote todos los pasos necesarios para que estos objetivos/prioridades lleguen a su fin, ya que tenerlos escritos le ayudará a tenerlos siempre presentes a la hora de tomar decisiones sobre hábitos de gasto y otros aspectos relacionados directamente con el ahorro.
Organizarse.
El primer paso para mejorar tus conocimientos financieros es organizarte.
Tendrás que guardar los recibos, hacer una aplicación de presupuesto u hoja de cálculo y controlar tus gastos con una aplicación.
Aquí tienes algunos consejos para empezar:
- Utiliza una aplicación como Mint o LearnVest que organiza automáticamente todos tus datos financieros en un solo lugar para que puedas ver fácilmente a dónde va tu dinero cada mes.
- Si prefieres trabajar con documentos en papel, crea una hoja de cálculo con tres columnas: ingresos (tu sueldo), gastos (todas las cosas que cuestan dinero) y objetivos de ahorro (dinero reservado para objetivos específicos).
- A continuación, haz una lista de todas las formas en que se asignan esos ingresos y gastos, de modo que cuando surja algo, como una factura médica inesperada, sepas exactamente a qué columna corresponde.
La elaboración de un presupuesto no es sólo cuestión de números y facturas: se trata de llevar la cuenta de tu dinero de una forma que te haga sentir bien y te mantenga en el buen camino.
Hacer un presupuesto no es sólo cuestión de números y facturas. Se trata de llevar la cuenta de tu dinero de un modo que te haga sentir bien y te mantenga en el buen camino para alcanzar tus objetivos financieros.
Para hacer un presupuesto eficaz, tienes que saber cuánto dinero entra cada mes y cuánto sale cada mes. También tienes que tener en cuenta los gastos a largo plazo (como la matrícula de la universidad) y los gastos a corto plazo (como el pago del alquiler).
Esto puede resultar difícil si el dinero que entra varía de un mes a otro o si surgen gastos inesperados, como reparaciones del coche o facturas médicas, pero es importante tanto para planificar a corto plazo (como pagar la deuda de la tarjeta de crédito) como a largo plazo (como ahorrar para la jubilación).
Empieza poco a poco, piensa en grande.
Antes de empezar, es importante saber qué quieres conseguir con tu educación financiera.
Puede que tengas un objetivo en mente, como ahorrar para unas vacaciones o comprar una casa, ¡y eso está muy bien! Pero no olvide que incluso los pequeños pasos pueden ayudarle a conseguirlo. Empieza con algo pequeño y alcanzable, como ahorrar 100 dólares cada mes en un fondo de emergencia o destinar el 20 por ciento de tus ingresos a la jubilación.
Una vez alcanzados esos objetivos básicos (o al menos bien encaminados), pase a otros mayores, como saldar deudas o invertir para crecer a largo plazo.
Sea cual sea tu objetivo final, recuerda: no sólo es importante establecer objetivos financieros claros, sino también mantenerlos a lo largo del tiempo para que se conviertan en hábitos y no en aspiraciones.
La educación financiera no tiene por qué ser aburrida.
La educación financiera no tiene por qué ser aburrida. La mejor forma de aprender sobre el dinero es a través de actividades divertidas y atractivas que puedas hacer con la familia y los amigos.
Por ejemplo, si quieres que tus hijos (u otros seres queridos) entiendan el poder del ahorro y la inversión, prueba a abrirles una cuenta bancaria simulada en casa.
Pídales que ingresen su paga en esta «cuenta» y luego déjeles que ganen intereses invirtiendo su dinero en distintas acciones o bonos cada mes.
Si invierten mal, como ocurrirá, perderán parte de su capital y de los intereses que hayan generado durante ese periodo; pero si toman buenas decisiones sobre dónde colocar sus ahorros, obtendrán rendimientos positivos con el tiempo y se acostumbrarán a gestionar el riesgo no sólo para ganar más dinero, sino también para mantener a salvo lo que ya tienen.
Conclusion
Esperamos que este artículo te haya resultado útil y te animamos a seguir aprendiendo sobre dinero y finanzas.
Hay muchas formas de hacerlo, como leer libros, asistir a talleres o seminarios ofrecidos por tu biblioteca local o centro comunitario, apuntarte a uno o dos cursos en la universidad local… ¡e incluso tomar algunas clases online gratuitas en Udemy o Coursera!
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